Vulvovaginitis Candidiasica.

Fecha: 20 Febrero 2013 / Dentro de: Sin categoría / Compartir en: Share with Facebook Share with Twitter

La vulvovaginitis (candidiasis)

 Se entiende por vulvovaginitis la inflamación de la vulva, la vagina y el tejido endocervical ectópico. Casi un 75% de todas las mujeres adultas han tenido al menos una infección genital producida por levaduras en su vida, mientras que se diagnostica aproximadamente en el 25% de las mujeres que acuden a la consulta por un problema ginecológico. Más de la mitad de los casos son de origen infeccioso y de ellas un alto porcentaje es responsable el hongo denominado Candida albicans. 

La candidiasis, como también se conoce esta enfermedad, tiene como síntoma dominante el prurito, que se acompaña de una leucorrea blanco-amarillenta “en forma de grumos”, de gran viscosidad y difícil de separar de las paredes vaginales. No obstante, en muchas ocasiones aparecen síntomas crónicos inexplicables como cansancio generalizado, cambios de humor, hinchazón abdominal, infecciones recurrentes,… en las que probablemente subyazca la presencia de cándida.

Es muy importante conocer el hecho de que este hongo está siempre presente en la boca, tubo digestivo y vagina en pequeñas cantidades sin causar síntomas. Esto es así ya que este hongo se encuentra como comensal en parte de nuestras mucosas y convive armoniosamente con otros microorganismos denominados benéficos. Dicho de otro modo, la presencia de este hongo es mantenida bajo control por la denominada flora bacteriana intestinal (microbiota).  

Sin embargo, situaciones como el embarazo, cambios en la alimentación, la toma de fármacos como antibióticos, corticoides o anticonceptivos orales, los dispositivos intrauterinos o los estados de inmunosupresión, cambios hormonales, así como cualquier alteración en los niveles de glucosa, son condiciones capaces de alterar este equilibrio natural, permitiendo a la cándida crecer en exceso y ocasionarnos las desagradables molestias.

 La candidiasis vaginal se trata con fármacos antifúngicos (imidazoles principalmente). Este tratamiento puede ser oral y local (el más habitual), que consiste en aplicar cremas u óvulos en la vagina. Son muchas las ocasiones en las que el médico se decanta exclusivamente por la aplicación local. En estos casos, numerosos estudios científicos demuestran que distintas sustancias de origen natural le permite al médico cubrir la “necesidad terapéutica” de apostar por un régimen oral debido a su amplio margen terapéutico y elevada seguridad, es decir, prácticamente escasos efectos secundarios.

El propóleo, ácido caprílico, tomillo, diente de león, vara de oro, la equinácea así como las vitaminas C y el zinc, por su acción antifúngica, diurética e inmunoestimulante natural permiten disminuir los síntomas clásicos de la vulvovaginitis y control de la proliferación desmesurada del hongo candida.

 Hay un detalle muy importante que merece ser destacado y que como norma general se suele ignorar y es que el origen de la candidiasis suele ser intestinal aún tratándose de una afección vaginal. Esto es debido a que muchos de los factores antes comentados pueden causar alteraciones de la microbiota intestinal y resultar en un crecimiento anormal de estos hongos. Derivado de ello, es fundamental reequilibrar la flora bacteriana intestinal con probióticos, especialmente aquellos del género lactobacillus y bifidobacterias, así como por sustancias prebióticas. El restablecimiento de la flora intestinal con este tipo de sustancias nos permite mantener el sistema inmunológico perfectamente activo y evitar las reinfecciones por candidas, principalmente si solo se opta por régimen local, por ser el intestino uno de los principales reservorios de este hongo.

Para prevenir la infección y por tanto las recidivas de la candidiasis vaginal son productos interesantes los probióticos:

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