Ser padre en el siglo XXI
Soy padre, abuelo y también ginecólogo. Como padre, he vivido y vivo intensas experiencias a través de los placeres y obligaciones que conlleva ser padre y que en las líneas que siguen me gustaría transmitir; como abuelo, reviven en mí sentimientos que antes he tenido como padre, que ahora siento a través de mis descendientes y me recuerdan parte del tiempo vivido; como ginecólogo, todos los días atiendo a padres y madres que me permiten acompañarlos en la maravillosa aventura de su paternidad y su maternidad. Con ellos comparto, unas veces, sus mismas ilusiones, sus reacciones, sus sentimientos, otras veces, en casos cuya evolución no es lo maravillosa que todos deseábamos, les acompaño en sus sufrimientos, sus penas y su tristeza, aportando el apoyo moral en lo posible y buscando la mejor solución desde el punto de vista médico.
Recuerdo que una vez, al finalizar un parto que evolucionó con toda normalidad y en el que ayudé al nacimiento de un precioso varón, el padre, que estuvo presente en la sala de partos, al lado de su mujer, tras el nacimiento del que era su primer hijo, cuando apenas finalizado el parto me dirigí, primero a su esposa y después hacia él, para felicitarles, me dio las gracias por la atención que habían recibido él y su mujer durante todo el proceso, y me comentó la sensación que tuvo al recibir en brazos, por primera vez, en la sala de partos, a su hijo. La matrona se le acercó diciéndole, “aquí tienes a tu hijo”. Le tomó en sus brazos y sintió una gran emoción pero, con cierto grado de incredulidad y asombro, me decía: “no sé si a todos los hombres nos pasa lo mismo, yo he tenido la sensación de que traen a mi hijo, me lo dan, toma, ahí lo tienes. Yo no he hecho nada, es mío, lo sé, así lo siento y me emociono pero he estado como mero observador, me gustaría saber si los que ya pasasteis por esto antes que yo, habéis sentido lo mismo”.
En realidad este padre, no se estaba dando cuenta de lo útil que estaba siendo para su esposa y lo mucho en que él había participado y seguía participando en todo y de todo aquel proceso; la sensación que este padre tenía es la de haber querido hacer más, sobre todo al comprobar que su mujer sufrió física y psicológicamente durante el parto mientras él tenía la sensación de no poder o no saber que hacer. Es seguro que sí ayudó a su mujer y también que sintió el nacimiento de su hijo con intensidad; precisamente debido a que participó intensamente y creó sentimientos profundos, llega a plantearse su papel y desearía haber sido aún más participativo.
He podido ver muchas veces en la expresión de los recién estrenados padres esa misma sensación, la necesidad de sentir que está haciendo lo que debe, que está ocupando el lugar designado para él y que lo hace con la dignidad adecuada.
Me he planteado en la medida de mis posibilidades, ofrecer mi ayuda al futuro padre, acompañándole en el camino, para que pueda afrontar esta y otras situaciones inherentes al embarazo y parto, y por tanto propias de la paternidad o del ser padre, con la mayor seguridad en sí mismo, y pueda disfrutar de las vivencias que van a ser en cada caso, irrepetibles, porque cada embarazo y cada parto son en sí diferentes en su proceso y en el tiempo.
Los futuros padres pueden ponerse en contacto para cualquier consulta, opinión o comentario, través de este blog, o directamente, si prefieren consultar en modo reservado, a través de mi correo jvmarti@martitarazona.com, agradeceré la participación con la seguridad de mi colaboración en la medida de mis posibilidades.
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